Samuel Barber, Excursiones Op.20

Samuel Barber, nacido en West Chester, Pensilvania, en 1910 y fallecido en Nueva York en 1981, está considerado como uno de los más importantes compositores americanos del s. XX. Autor de la celebérrima obra “Adagio for strings”, fue asimismo ganador de dos premios Pulitzer. Aunque su obra para piano no es muy extensa sí que podemos encontrar obras significativas como estas Excursiones op.20 o su sonata para piano op.26.

Cuatro Excursiones Op. 20 (1942-44).

Una lista de obras compilada por Barber alrededor de 1970 establece el mes de junio de 1942 como la fecha de finalización de la primera de las cuatro Excursiones, piezas para piano solo basadas en géneros populares nativos.

La Excursión nº I, en el estilo de un boogie-woogie, no fue interpretada hasta casi 2 años después en mayo de 1944, cuando J. Behrend la tocó en WQXR Radio.

A finales de julio Barber le dio 3 Excursiones (I, II y IV de la colección final) a Vladimir Horowitz, quien estuvo de acuerdo en tocarlas en la siguiente temporada. Horowitz había querido por mucho tiempo interpretar una obra de un compositor americano, y aunque consideró algunas piezas de George Antheil, fue la música de Barber la que tuvo mayor atractivo para él.

El 4 de Enero de 1945 en la Academia de Música de Philadelphia tocó 3 Excursiones (publicadas por G. Schirmer como I, II y IV), que fueron recibidas con una “gran ovación” y citadas por los críticos como “hechas con delicadeza, buen humor cariñoso, y en el ambiente moderno de la época”. Max de Schauensee encontró el “blues lento” como una sección particularmente atractiva de entre las “tres piezas encantadoramente nostálgicas y quasi-humorísticas”.

Las tres Excursiones fueron estrenadas en Nueva York el 28 de Marzo en el Carnegie Hall. Apretujada entre Liszt, Rachmaninoff y Czerny, la suite de Barber fue reconocida por la prensa como una primicia para Horowitz. Según la crítica “los movimientos exteriores son agradables, y su material de baile popular nativo le da una nota alegre al programa. La deliberada, “nota errónea” repetida de la primera pieza, y el cierre burlón de la tercera, son un poco obvios. Pero fue un buen gesto por parte de Mr. Horowitz incluir la obra en el programa, y es de esperar que favorezca a otros americanos también en el futuro”.

El blues sin embargo tuvo una tibia acogida, lo que pudo haberse debido más a una interpretación poco convincente que a la culpa de la música por sí misma. Aunque a Barber le gustaba la manera en que Horowitz tocaba sus piezas, una curiosa carta a Behrend sugiere que el blues había sido problemático para el pianista ruso, en cuyo repertorio anterior había figurado casi exclusivamente música europea del s.XIX y quien aparentemente estaba en desventaja por su falta de familiaridad con los géneros americanos.

La Excursión nº III fue la última compuesta de la colección, y aunque estaba finalizada para Septiembre de 1944, no fue tocada por Horowitz en sus programas de 1945. Quedó para Behrend tocar las cuatro Excursiones completas por primera vez en su monumental Concierto de Música Americana de Piano, que tuvo lugar el 22 de Diciembre de 1948 en el New York Times Hall.

Una vez Barber comentó que escribió Excursiones solamente para probar que podía escribir música “americana”. Su interés por la música popular fue intenso durante los años 30 pero parece que se centró exclusivamente en fuentes europeas. Con estas piezas, sin embargo, parecía que estaba siguiendo la tendencia de los compositores americanos, de alrededor de los años de la 2ª Guerra Mundial, de escribir música para piano reflejando influencias populares. La evidencia de que la música basada en modismos regionales americanos fue calidamente recibida en Europa después de la guerra está respaldada por la gratificante recepción que tuvieron las Excursiones cuando Rudolf Firkusny las tocó en Praga en 1946.

Pero mientras las audiencias europeas no cuestionaban la autenticidad de las Excursiones, algunos compositores y eruditos americanos las percibían como poco convincentes: Virgil Thomson, por ejemplo, aunque las declaraba como “sonoramente agradables… encantadoras y de clase alta tanto en estilo como en sentimiento”, no obstante también señaló que “en contenido no iban mucho más lejos de un club nocturno de Nueva York. La nº IV es la más alegre y libre, y la nº I la más interesante en pensamiento”. Ned Rorem sugirió que el boogie-woogie y el blues podían haber sido improvisadas por un pianista de jazz.

Aun así, a juzgar por la frecuencia de actuaciones y el número de grabaciones disponibles, pianistas y audiencias han continuado entusiasmados por las Excursiones. Esto puede deberse en parte al hecho de que las obras de Barber publicadas para piano son pocas, y estas afables y cortas piezas son una representación bienvenida en programas que no quieren la longitud y amplitud de su Sonata para piano; no son, sin embargo, tan sencillas de interpretar como la directa simplicidad de su estilo sugiere. La opinión de Barber sobre sus Excursiones era que “no son, por supuesto, más que bagatelas”. Son Excursiones en pequeñas formas clásicas dentro de los modismos regionales americanos. Sus características regionales así como sus orígenes en material popular y su orquestación, que recuerda a instrumentos locales, son fácilmente reconocibles.

En la pieza nº I, por ejemplo, el boogie-woogie, escrito en 4/4, contiene un “walking-bass” ostinato en frases de 8 compases interrumpidas por frases de 5, 3 o 7 compases, “notas de blues” son incorporadas en patrones melódicos, y síncopas y disonancias inesperadas resultan de la yuxtaposición de las partes de la mano derecha y la mano izquierda. La aglomeración de notas que ocurre cuando notas adyacentes se dan juntas en una sucesión rápida son evidentes, pero son disonancias agradables, como si fuesen comparadas con la realidad.

En la Excursión nº II, “en tiempo lento de blues”, utiliza la convencional progresión armónica y los rasgos melódicos y rítmicos asociados con el blues.

La Excursión nº III, allegretto, es un conjunto de variaciones sobre una progresión de bajo armónico ostinato. La similitud del tema con “Las calles de Laredo” y las similitudes rítmicas con la música popular latino-americana – especialmente música de baile – han sido observadas por algunos autores.

La Excursión nº IV, con sus acordes de apertura y el uso exclusivo de armonías de tónica y subdominante, sugiere a Sifferman “el limitado vocabulario de la armónica” y patrones melódicos autóctonos.

Bibliografía: Heyman, Barbara B. Samuel Barber : The Composer and His Music. Cary, NC, USA: Oxford University Press, Incorporated, 1994. pags 232-236.

Traducción: Noelia G.